Si te preocupa el aspecto de tu piel en verano, no dudes en contactar con nuestro Asesor en Bienestar a través del cual te ofrecemos las pautas alimenticias que más te benefician. ¿Sabías que la alimentación y el estado de la piel están estrechamente relacionados?
El Asesor en Bienestar resuelve tus dudas aqui.
Publicado julio 2019
Rosa, Socia del Club MAPFRE, nota cómo cada verano su piel se estropea. A pesar de aplicarse cremas y evitar exponerse al sol, inevitablemente llega septiembre y su piel no es la misma. Durante estos meses, suele descuidar más las comidas y con el objetivo de saber si la alimentación influye para tener una piel sana, Rosa, se pone en contacto con el equipo de Asesor en Bienestar.
La asesora que atiende a Rosa, miembro del Plan de Fidelización de MAPFRE, le explica que, en efecto, no se puede olvidar de cuidar la piel desde dentro del mismo modo que es importante la protección externa en verano. Algunos nutrientes, como los ácidos grasos esenciales o ciertas vitaminas y minerales, juegan un papel muy importante en el estado de salud de la piel, las mucosas, las uñas y el cabello. Lo más aconsejable es tener una hidratación correcta y suficiente, así como una alimentación variada, equilibrada y rica en productos frescos, haciendo un especial hincapié en los alimentos que favorecen un mejor estado de la dermis.
Rosa, usuaria habitual del Asesor en Bienestar, recibe en un completo documento todos los hábitos dietéticos que ha de tener en cuenta y los alimentos que ayudan a mantener una piel sana, evitando además que puedan aparecer lesiones como las verrugas o los fibromas.
Hábitos dietéticos
- Dieta variada, correcta y suficiente.
- Más productos frescos: las vitaminas y minerales antioxidantes de muchos alimentos son fundamentales para neutralizar los radicales libres que se producen de forma natural y especialmente cuando nos sometemos a la radiación solar, a contaminantes y en general a factores que aceleran el estrés oxidativo.
Aceites insaturados: el ácido oleico presente en el aceite de oliva y los insaturados de aceites de semillas, frutos secos y pescados contribuyen a un mejor estado de la piel. - Hidratación adecuada: para mantener la piel bien hidratada no basta con utilizar cremas con dicha función. Es esencial que el aporte hídrico de nuestro cuerpo sea el suficiente (la cantidad que podemos necesitar dependerá del sexo, del clima, de la actividad física que se realice, del volumen corporal, etc.). Para que la hidratación sea adecuada debemos repartir la ingesta en diferentes tomas a lo largo del día. La mejor forma de hidratarnos siempre es el agua (a excepción de si se realizan deportes de elevada duración y/o intensidad). Además, el agua cubre una función depurativa que contribuye a la eliminación de productos que nuestro cuerpo no necesita.
Nutrientes y alimentos aliados de la piel
- Ácidos grasos insaturados: el aceite de oliva, el aguacate, las olivas, los aceites de semillas como el de girasol, algunos frutos secos como las nueces, avellanas, almendras o piñones, los pescados azules, etc.
- La vitamina A: la encontramos en lácteos, mantequilla, yema de huevo, etc. Los carotenos, de los cuales cabe destacar el betacaroteno (sustancia precursora de la vitamina A que nuestro cuerpo puede transformar si lo necesita), se encuentran en verduras de hoja verde como las espinacas y las acelgas, y en frutas y verduras de coloración anaranjada, como las zanahorias, la calabaza, el mango, los nísperos, etc.
- La vitamina E: frena la proliferación de radicales libres que favorecen la oxidación y con ello, el envejecimiento de la piel. Encontramos vitamina E en alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados como aceites de frutos y semillas (de oliva y de girasol), germen de trigo y otros cereales, frutos secos, yema de huevo…
- La vitamina C: se le atribuye un papel fundamental en la protección de las mucosas y está relaciona con la formación de colágeno, aparte de otras funciones. El colágeno es una molécula proteica que confiere elasticidad a la piel. La vitamina C está en cítricos, fresas, frutas silvestres y tropicales, pimientos… y, en general, en todas las frutas y verduras, pero debemos tener en cuenta que se oxida fácilmente, por lo que debemos tomar estos alimentos crudos y conservarlos bien en un lugar fresco y protegido de la luz solar.
- Vitaminas del grupo B: este grupo es muy amplio y cada una de las vitaminas que lo forman cumple varias funciones en nuestro organismo. Para el cuidado de la piel podemos destacar la vitamina B2 o riboflavina que actúa, entre otros aspectos, en las mucosas contribuyendo a su mantenimiento. Está en lácteos, levadura de cerveza, hígado y huevos.
- Selenio: es un mineral que nuestro cuerpo necesita en cantidades muy pequeñas pero que actúa a muchos niveles. Entre otras particularidades participa en la función antioxidante junto con otros compuestos. Se encuentra en las nueces, los cereales integrales, el marisco, los pescados, las carnes y los productos lácteos. También hay buenas cantidades de selenio en las verduras, pero su contenido depende de la presencia de este oligoelemento en la tierra de cultivo. Una dieta variada garantiza un aporte suficiente de selenio para el organismo.
- Zinc: favorece la renovación celular y el buen estado de la piel y las mucosas. El déficit de zinc se puede manifestar, entre otras formas, mediante llagas en la piel. Abunda en mariscos, germen de trigo, semillas, legumbres, cereales completos, lácteos, huevos, carnes y pescados.
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