Realizarse una revisión ginecológica periódicamente es importante para la salud de la mujer, ya que este tipo de examen médico está enfocado a la prevención y detección de enfermedades. Desde la primera revisión, las revisiones ginecológicas tienen una finalidad preventiva, detectando factores de riesgo que deban corregirse.

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Publicado mayo 2023
Amaia, Socia del Club MAPFRE, tiene 55 años y no se hace una revisión ginecológica desde antes de la pandemia. No sabe con qué frecuencia debería hacerse las revisiones ginecológicas a su edad, por lo que consulta con nuestro Asesor Médico Especialista en Ginecología y Obstetricia para que le ofrezca información cualificada sobre la importancia de este tipo de chequeos médicos.
Amaia pertenece al Plan de Fidelización de MAPFRE y saca partido a todos sus beneficios cada vez que tiene oportunidad, como es el consejo de los asesores médicos. La asesora en Ginecología le explica que dentro de las revisiones ginecológicas se incluyen las revisiones para descartar el cáncer de cérvix con una citología cada 3 años (desde los 25 a los 65 años), aunque pueden hacerse con una mayor frecuencia. También se realizan revisiones para identificar posibles casos de cáncer de mama cada 2 años a partir de los 50. En este caso, antes de hacerse una revisión ginecológica completa, se deben tener en cuenta los efectos adversos derivados de la exposición a la radiación de forma acumulativa, por lo que se puede incluir de manera alterna a las mamografías la realización de ecografías mamarias, situando el inicio a los 40 años. Además, la asesora le ofrece una información más detallada sobre cuándo realizarse una revisión ginecológica y su utilidad.
- Revisión ginecológica
- Citología
- Cáncer de cérvix
En qué consiste una revisión ginecológica
La revisión ginecológica suele incluir:
- Una entrevista.
- Una exploración física. Esta incluye una ecografía vaginal para explorar los ovarios y el útero.
- Una citología.
Además, según la edad, las características personales y los factores de riesgo, el ginecólogo podrá solicitar un examen mamario para poder detectar de manera precoz un posible cáncer de mama y realizar así una revisión ginecológica completa.
Entrevista clínica
En la entrevista se lleva a cabo una historia clínica detallada, con la revisión de los antecedentes personales, incluyendo las patologías padecidas, intervenciones, alergias a medicamentos, etc. También se incluye un apartado sobre antecedentes familiares.
Seguidamente, se recogen datos sobre la historia menstrual, incluyendo la edad de aparición de la menarquia y sus características. Si es el caso, también se incluirán los antecedentes obstétricos, con el número de gestaciones y su curso, tipo de lactancia, abortos, etc.
Finalmente, se repasarán los aspectos sexuales más destacables, incluyendo la edad de las primeras relaciones sexuales, frecuencia, utilización de métodos anticonceptivos, número de compañeros sexuales, síntomas de menopausia, etc.
Exploración física
La exploración física consiste en un reconocimiento general y una exploración genital y mamaria. La exploración genital incluye la inspección de los genitales externos, los labios mayores y menores, las características del clítoris, de la desembocadura del meato uretral y del himen. Por último, se realiza la inspección de la vagina y el cuello uterino.
La exploración mamaria tiene como fin identificar cualquier anormalidad, complementando la exploración con un tacto de las áreas ganglionares de la axila y la zona clavicular, así como una exploración de los pezones.
Citología y colposcopia
Las pruebas rutinarias en la revisión ginecológica incluyen una citología y una colposcopia.
La citología en la revisión ginecológica
La citología consiste en la obtención de una muestra celular del cuello uterino o cérvix y su posterior examen en busca de alteraciones precancerosas que podrían evolucionar a cáncer de cérvix. El cérvix es la parte final del útero que se comunica con la vagina. Para obtener la muestra celular el especialista en ginecología utiliza un instrumento denominado espéculo.
Dado que el cáncer de cérvix progresa muy lentamente (desde las primeras alteraciones celulares hasta la aparición del cáncer pueden pasar 10-15 años), localizar las células alteradas de forma temprana permite tomar medidas para evitar el desarrollo de la enfermedad.
Cuando se aprecian alteraciones en la citología, se puede llevar a cabo el test de detección del virus del papiloma humano (VPH), el principal causante del cáncer de cérvix. Mediante esta prueba se puede detectar la presencia de genotipos de riesgo alto e intermedio. También se puede llevar a cabo la citología y el test del VPH de manera conjunta (cotest).
En cuanto a su periodicidad, se recomienda realizar una primera citología a los 25 años. Si bien no existe un consenso definitivo, se recomienda repetir la citología cada 3 años. En el caso de mujeres con un sistema inmunitario debilitado, se recomienda hacer la citología de forma anual.
Si se han seguido las revisiones regularmente sin haber detectado ninguna alteración, se recomienda no continuar con las citologías a partir de los 65 años.
Colposcopia
La colposcopia también forma parte de las pruebas rutinarias de la revisión ginecológica. Consiste en realizar un examen visual detallado del cuello uterino, la vagina y la vulva. Para la exploración se utiliza el colposcopio, un sistema de lentes ópticas con un foco luminoso que permite examinar el cérvix con precisión. La colposcopia suele realizarse cuando se han detectado alteraciones a partir de una exploración preliminar del cuello del útero, o cuando aparecen alteraciones en los resultados de la citología.
Otras pruebas
Pueden estar indicadas otras pruebas y exploraciones complementarias de prescripción médica en función de la edad y los antecedentes de las pacientes. Entre ellas destacan las biopsias de diferentes tejidos, la ecografía ginecológica, la histeroscopia, la mamografía, la ecografía mamaria y las pruebas para el estudio de la fertilidad.
Cáncer de cérvix
El objetivo de las revisiones ginecológicas es la prevención y detección de enfermedades de transmisión sexual (entre otras, la gonorrea, la sífilis y la clamidiasis), además de impedir el cáncer de mama y ginecológico.
En cuanto al cáncer de cérvix, el principal factor de riesgo para su desarrollo es la infección por VPH, cuyo contagio también se produce por transmisión sexual. De este modo, se estima que a los 50 años el 80 % de las mujeres sexualmente activas estarán o habrán estado infectadas en algún momento con el virus. No obstante, en la mayoría de las mujeres la infección es transitoria, de manera que en unos pocos meses el virus desaparecerá o quedará inactivo.
Para el desarrollo de cáncer de cérvix además de la infección por VPH es necesaria la presencia de otros factores de riesgo, entre los que se encuentran:
- El tabaquismo.
- Tomar anticonceptivos orales.
- Estar inmunocomprometida.
- Haber tenido más de un hijo.
El VPH incluye una amplia familia de 100 tipos de virus diferentes. De estos, cerca de 40 afectan de manera específica a la zona anogenital. Los subtipos VPH-16 y 18 son los de mayor capacidad cancerígena, relacionándose con el 70 % de los cánceres de cérvix.
Para la prevención del cáncer de cérvix se observan diferentes estrategias:
- El uso del preservativo, aunque su protección frente a la infección del VPH es parcial.
- La vacunación frente a las cepas más frecuentes de VPH. En primer lugar, de las niñas. Además, se recomienda que sean vacunadas todas las mujeres sexualmente activas que no hayan sido vacunadas previamente.
- La citología periódica.
Amaia queda muy satisfecha con la información facilitada sobre las revisiones ginecológicas. Tiene claro que siempre que tenga alguna duda consultará con un Asesor Médico del Club MAPFRE y pedirá cita con un especialista.
Dra. Amalia Cañadas
Especialidad: Ginecología
N.º Colegiado: 58464 (Colegio de Médicos/Profesionales de la salud de Madrid)
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