El cáncer de colon y recto es uno de los más prevalentes en España y en el mundo, y de los que causan una mayor mortalidad. Sin embargo, presenta una tasa de curación muy elevada, cercana al 90%, cuando se diagnostica en fases tempranas. La dieta es uno de los factores de riesgo relevantes para el cáncer colorrectal.
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Publicado julio 2024
Patricia, Socia del Club MAPFRE, tiene 66 años y está preocupada por su alimentación y por las repercusiones que esta puede tener en su salud. Ha oído lo importante que es la dieta en relación con diferentes tipos de cáncer, especialmente el cáncer colorrectal. Por ello, se ha decidido a consultar con nuestro Asesor en Bienestar especialista en Nutrición para consultarle sobre las claves de una alimentación saludable para prevenir enfermedades. Patricia pertenece al Plan de Fidelización de MAPFRE y suele aprovecharse de todas sus ventajas, incluyendo el asesoramiento de todos los expertos y asesores.
Nuestro asesor le explica que el cáncer de colon y recto es el tumor más frecuente diagnosticado en España. En 2022 fue el segundo más diagnosticado en varones tras el de próstata, y también el segundo en mujeres después del cáncer de mama. Este tipo de cáncer predomina en personas mayores (70 años de media), aunque también puede aparecer en edades más tempranas. La dieta puede jugar un papel importante en su prevención. Además, el Asesor le cuenta muchas más cosas de interés sobre el cáncer colorrectal y la alimentación.
- Síntomas
- Detección
- Relaciones
Síntomas de cáncer de colon y recto
La dificultad del diagnóstico del cáncer colorrectal, especialmente del diagnóstico precoz, estriba en que tarda mucho tiempo en producir síntomas. Suele aparecer y desarrollarse en el intestino grueso a partir de un pólipo, transformándose en canceroso después de unos 10-15 años de progresión.
Los primeros síntomas de cáncer de colon y recto suelen aparecer cuando el tumor ya está bastante desarrollado. Algunas señales pueden hacer sospechar, aunque no son exclusivas del cáncer colorrectal:
- Sangre en las heces.
- Anemia.
- Cambios en las características de las deposiciones.
- Estreñimiento.
- Fatiga, pérdida de peso y de apetito.
- Dolor abdominal.
Ante la sospecha del cáncer, el médico pedirá la realización de una colonoscopia y llevará a cabo una exploración, incluyendo un tacto rectal. También se pueden realizar previamente otras pruebas para detectar la presencia de sangre en las heces.
Cómo detectar el cáncer de colon y recto
Las principales pruebas para detectar el cáncer colorrectal son:
Prueba de sangre en heces
La prueba que permite la detección de sangre en las heces se denomina ‘test inmunofecal’ y se lleva a cabo a partir de una muestra de heces del individuo. Sin embargo, cuando se detecta la presencia de sangre en las heces, no significa necesariamente que haya cáncer. Esta situación deberá ser corroborada por medio de una colonoscopia.
Test de la septina 9
Otra prueba no invasiva que puede poner en la pista de la presencia de un cáncer colorrectal es el test de la septina 9. Se trata de un marcador tumoral sanguíneo que suele aparecer en los tumores de colon y recto, por lo que su detección se puede producir con un análisis de sangre. La positividad de esta prueba tampoco asegura la presencia de cáncer.
Colonoscopia
La colonoscopia es una prueba que permite analizar el interior del colon y el recto. Consiste en la introducción de un tubo con una cámara que permite obtener imágenes en tiempo real. Además de la evaluación, permite eliminar los pólipos potencialmente precancerosos presentes y tomar muestras para realizar biopsias. Esta técnica se suele llevar a cabo con sedación y precisa de una preparación previa del intestino mediante una dieta específica y la administración de laxantes.
Relación entre dieta y cáncer colorrectal
Además de la dieta, son diversos los factores que juegan un papel relevante en el desarrollo del cáncer colorrectal:
- La edad.
- Los factores genéticos. La presencia de antecedentes familiares de cáncer de colon en parientes de primer grado determina el doble de riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
- Otros factores que se relacionan con un mayor riesgo de padecer cáncer colorrectal incluyen la etnia afroamericana, la enfermedad inflamatoria intestinal (la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn), un estilo de vida sedentario, el tabaquismo, la diabetes mellitus y la patología coronaria, entre otros.
Alimentos beneficiosos y perjudiciales para el cáncer de colon
Existe una relación bien establecida entre el consumo de carnes rojas, carnes procesadas y alcohol con el riesgo aumentado de padecer cáncer de colon y recto. De igual modo, existe una asociación entre el exceso de peso y el riesgo de cáncer colorrectal, de forma más acentuada en los hombres.
Por otro lado, algunos componentes de la dieta se relacionan con un menor riesgo de padecer cáncer colorrectal. El consumo elevado de frutas, verduras, legumbres y alimentos ricos en fibra se muestran como beneficiosos. Además, también existe una relación positiva con el consumo de alimentos ricos en calcio, especialmente los lácteos.
Otros nutrientes y componentes de la dieta que se han mostrado como posibles protectores frente al cáncer colorrectal son la vitamina D, la vitamina B6, el ácido fólico (vitamina B9) y el magnesio. Todos ellos predominan especialmente en alimentos vegetales como cereales, legumbres o verduras, a excepción de la vitamina D, que aparece en pescados grasos y, en menor cantidad, en huevos y lácteos.
Más allá de componentes específicos relacionados con un menor riesgo para el cáncer colorrectal, existen patrones dietéticos que han mostrado una disminución del riesgo, como la dieta mediterránea, caracterizada por la presencia elevada de alimentos vegetales, fibra y grasas saludables.
Por otro lado, también ha sido evaluado el carácter anti o proinflamatorio de la dieta como factor relevante relacionado con el riesgo de cáncer colorrectal. De este modo, se ha detectado que la dieta para prevenir el cáncer de colon incluye un elevado número de componentes antiinflamatorios, que se asociarían con un riesgo disminuido frente a este tipo de cáncer.
Los posibles candidatos a formar parte de una “dieta antiinflamatoria” incluirían:
- La fibra alimentaria (presente exclusivamente en alimentos de origen vegetal).
- Grasas saludables, incluyendo ácidos grasos monoinsaturados (presentes especialmente en aceite de oliva y aguacates), ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (presentes en pescados grasos, frutos secos y semillas), y omega 6 (aceites de fuentes vegetales).
- Vitaminas como la niacina, tiamina, riboflavina, vitamina B6, B12, vitamina A, vitamina C, vitamina D, vitamina E, ácido fólico y betacarotenos; y minerales como el zinc, magnesio y selenio. Se encuentran presentes en un amplio catálogo de alimentos de origen animal y vegetal.
- Antioxidantes como las antocianidinas, flavan-3-oles, flavonoles, flavanonas, flavonas, isoflavonas y eugenol, pertenecientes a la familia de los polifenoles vegetales.
- Alimentos y especias como el ajo, la cebolla, el jengibre, el tomillo, el orégano, el azafrán, la cúrcuma, el romero, el café y el té.
Por el contrario, las dietas con componentes proinflamatorios se asociarían con un riesgo aumentado de cáncer colorrectal. Estos componentes alimentarios proinflamatorios incluirían:
- Una cantidad de calorías de la dieta elevada.
- Los carbohidratos refinados (harinas, azúcares, etc.).
- Proteínas.
- Grasas totales, especialmente las saturadas (presentes mayoritariamente en alimentos de origen animal).
- Grasas trans (presentes en alimentos industriales y precocinados).
- Hierro.
- Alcohol.
Patricia queda muy satisfecha con la información facilitada y tiene claro que siempre que tenga alguna duda consultará con el Asesor en Bienestar del Club MAPFRE y pedirá cita con un especialista.
Dr. Ricardo Fernández
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