Chica intolerante a la lactosa
Asesor en Bienestar

Síntomas y tratamiento de la intolerancia a la lactosa

Una chica revisa la etiqueta de un brick de leche

La lactosa es el azúcar predominante de la leche. La intolerancia hacia ella es la incapacidad del intestino para digerirla y transformarla en sus constituyentes. Se estima que el 80% de la población mundial sufren intolerancia a la lactosa en mayor o menor grado. Te contamos todo lo que tienes que saber para detectarla a tiempo y adaptar tu dieta para dejar de sufrirla.

El Asesor en Bienestar resuelve tus dudas aqui.

Publicado septiembre 2021

Natalia, Socia del Club MAPFRE, ha descubierto que desde hace unos meses la leche de vaca le sienta mal. Cree que puede tratarse de una intolerancia a la lactosa, algo cada vez más común, pero no está segura y por eso decide llamar al Asesor en Bienestar del Club MAPFRE con el objetivo de consultarle sobre los posibles motivos de sus molestias gastrointestinales y si estos se pueden deber a una alergia alimentaria, como puede ser la intolerancia a la lactosa, una duda muy frecuente en las personas afectadas de problemas gastrointestinales.

¿Qué es la lactosa?

Entre los nutrientes de la leche se encuentra de manera abundante un azúcar natural, un disacárido, llamado lactosa. En el proceso de digestión de la leche la lactosa se desdobla en los dos monosacáridos que la componen: glucosa y galactosa, que una vez libres se absorben sin problemas en el intestino, gracias a la acción de una enzima, la lactasa. A medida que vamos creciendo, en las personas se produce una reducción “programada genéticamente” en la producción de lactasa. Si no hay suficiente enzima aparece la deficiencia de lactasa, que puede dar lugar al proceso conocido como malabsorción de lactosa. En este caso, una parte de la lactosa de los lácteos ingeridos pasará sin digerir del intestino delgado al intestino grueso. Allí, puede comenzar a ser fermentada por las bacterias intestinales y esta fermentación puede dar origen a molestias digestivas como dolor, hinchazón, gases, flatulencia y diarrea. Es lo que se conoce como intolerancia a la lactosa.

Diferencia entre alergia e intolerancia a la lactosa

La principal diferencia entre una alergia y la intolerancia alimentaria es que en el primer caso hay una respuesta inmunológica mediada por anticuerpos IgE en donde los síntomas son más de tipo alérgico (rinitis, tos, asma, lesiones cutáneas, dolor abdominal, o náuseas y vómitos). Por el contrario, en las intolerancias alimentarias se producen por un déficit enzimático de lactasa en la pared intestinal y no interviene ningún mecanismo inmunológico, por lo que los síntomas son principalmente gastrointestinales.

  • Tipos de intolerancia
  • Síntomas de intolerancia
  • Diagnóstico y tratamiento

Tipos de intolerancia a la lactosa

Existen diferentes tipos de intolerancia a la lactosa:

  • La intolerancia primaria se produce por un déficit de lactasa mediado genéticamente, existiendo a su vez dos formas: congénita y adquirida. La deficiencia congénita es muy rara y aparece desde el nacimiento, creando verdaderos problemas al bebe lactante que en gran parte solo depende de la leche.
  • La deficiencia adquirida es la más común y aparece a partir de los 2-5 años de edad, representando la normalidad en los mamíferos. Esta deficiencia adquirida, aunque presente desde la infancia es más relevante a lo largo de la edad adulta.
  • La intolerancia secundaria no está codificada genéticamente y se debe a la presencia de una enfermedad intestinal que daña la mucosa intestinal de forma transitoria e incluso permanente. Así es común en las gastroenteritis, sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, enfermedad inflamatoria intestinal, enteritis por radiación, parasitosis y celiaquía. Se cura cuando se reestablece el daño de la pared intestinal.

 

Síntomas de intolerancia a la lactosa

La ingesta de lactosa por parte de las personas con intolerancia puede provocar diferentes síntomas, entre los que se encuentran:

  • Dolor abdominal.
  • Hinchazón.
  • Diarrea.
  • Flatulencia (gases).
  • Heces voluminosas, espumosas y flotantes.
  • Borborigmos (ruidos intestinales producidos por los gases).

Estos síntomas no son exclusivos de la intolerancia a la lactosa, por lo que podrían responder a multitud de causas. Solo con la observación de estos síntomas no se puede diagnosticar la intolerancia a la lactosa.

Síntomas psicológicos en la intolerancia a la lactosa:

El efecto nocebo, un fenómeno opuesto al efecto placebo, en el que la expectativa de un resultado negativo puede conducir a la aparición de síntomas. Por ejemplo, los pacientes que esperan efectos secundarios desfavorables antes de tomar un medicamento son más propensos a desarrollarlos.

Las expectativas negativas pueden hacer que la gente esté más pendiente y que las señales corporales normales sean percibidas como síntomas. Diversos estudios muestran que en personas con intolerancia a la lactosa que toman una bebida que creen que contiene lactosa (pero no la tiene), un número considerable de ellos experimenta síntomas, por lo que sólo la idea de haber ingerido lactosa puede dar lugar a problemas. También influyen algunas creencias que circulan a través de internet y redes sociales, en las que se difunde la idea de que los lácteos son contraproducentes para el organismo.

Síntomas sistémicos de la intolerancia a la lactosa:

La intolerancia a la lactosa también se ha relacionado con los llamados “síntomas sistémicos”, tales como dolores de cabeza, mareos, pérdida de concentración, dolor muscular y articular, diversos síntomas alérgicos (eczema, prurito, rinitis, sinusitis y asma y acné). Probablemente está relacionado con la respuesta inmune que puede desencadenar la proteína de la leche de vaca, pero no hay evidencia científica consistente que demuestre que sea debida a intolerancia a lactosa.

Diagnóstico y tratamiento para la intolerancia a la lactosa

Existen varias pruebas para diagnosticar la intolerancia a la lactosa, si bien no hay un consenso sobre el método ideal para su diagnóstico.

  • Restricción de lactosa en la dieta

    Para el diagnóstico de intolerancia a la lactosa se puede restringir la lactosa de la dieta durante un espacio de tiempo. Si los síntomas se resuelven, esto es una primera indicación. La lactosa se va reintroduciendo progresivamente, hasta que los síntomas vuelvan a aparecer. Esto sería la confirmación de la intolerancia a la lactosa. De esta manera, es posible determinar la cantidad de lactosa que el paciente podría ingerir sin que aparecieran síntomas. En caso de que existan dudas se deberá optar por la realización de otras pruebas.

  • Prueba de hidrógeno espirado

    En las personas con deficiencia de lactasa, la lactosa no digerida llegará al colon donde será fermentada por las bacterias presentes, que producirán hidrógeno como consecuencia de la fermentación. Este gas será llevado por el torrente sanguíneo hasta los pulmones, donde será excretado. Por lo tanto, los problemas de absorción de la lactosa (y otros azúcares) se pueden medir a partir de la concentración de hidrógeno exhalado después de la ingesta de lactosa.

  • Prueba de Glucosa sanguínea para intolerancia a la lactosa

    Normalmente la lactosa ingerida se descompone en galactosa y glucosa, que son absorbidas en el intestino y pasan al torrente sanguíneo. Pero en personas con deficiencia de lactasa no hay una digestión óptima de la lactosa ingerida, por lo que llegará menos glucosa a la sangre. Esta prueba determina el consumo en ayunas de una cantidad de leche o lactosa y el análisis posterior de la glucosa sanguínea. Si la ingesta de lactosa no es seguida por un aumento de la glucosa en sangre, esto confirma la deficiencia de lactasa. Al mismo tiempo, se analiza la aparición de síntomas. La deficiencia de lactasa, junto con la presencia de síntomas, determinará el diagnóstico de intolerancia a la lactosa.

  • Test de Gaxilosa en orina

    Se trata de un método no invasivo para determinar la existencia o no de lactasa intestinal. Consiste en la administración de un disacárido sintético, la gaxilosa, compuesto por galactosa y D-Xilosa. El test de la gaxilosa se basa en determinar la eliminación de xilosa en orina (y/o sangre) después de la administración oral de gaxilosa que es desdoblado en xilosa y galactosa por efecto de la lactasa. Por ello, la cantidad total de xilosa en la orina se relaciona con la actividad enzimática de la lactasa intestinal, de forma que un valor anormalmente bajo de xilosa en orina se traduce en la existencia de hipolactasia. Es una prueba bastante eficaz y sensible.

  • Biopsia de intestino delgado

    . En esta prueba se toma una pequeña muestra de la mucosa intestinal a través de una endoscopia digestiva. La muestra será analizada para ver la cantidad de lactasa que contiene y la eventual concurrencia de posibles patologías, tales como la enfermedad celíaca que podrían dar lugar a una deficiencia de lactasa secundaria. Aunque es el método diagnóstico ideal, no se realiza de forma rutinaria.

  • Pruebas genéticas

    En ellas se detectan mutaciones genéticas en las distintas poblaciones. No suelen utilizarse en la práctica médica.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento de la intolerancia a la lactosa, la eliminación o reducción importante de lactosa debería eliminar los síntomas de intolerancia e idealmente deber ser guiada por un dietista. Debe optimizarse la ingesta de otros alimentos ricos en calcio y Vitamina D. Además, los suplementos dietéticos que contienen la enzima lactasa están disponibles en forma de tabletas y cápsulas para ayudar al cuerpo a digerir la lactosa, aunque no deben tomarse de manera rutinaria, sino más bien en caso excepcionales como una comida fuera de casa. Los estudios llevados a cabo no son concluyentes a la hora de demostrar el alivio o prevención de los síntomas. También podemos optar por los lácteos sin lactosa, ya que su oferta ha crecido considerablemente en los últimos años y resultan útiles a la hora de controlar los síntomas.

Natalia, que se beneficia de las ventajas del Plan de Fidelización de MAPFRE, se muestra muy satisfecha con la información recibida y pedirá cita con su gastroenteróloga para que la reconozca y pueda establecer un diagnóstico y, en su caso, el tratamiento más adecuado.

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