La piel actúa como barrera de protección frente a gérmenes, traumatismos y agresiones ambientales y aunque existe la falsa creencia de que solo hay que cuidarla en los meses de calor, durante el invierno es igual o más importante protegerla frente al frío o la humedad. Te contamos los mejores trucos.
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Publicado enero 2023
Verónica, Socia del Club MAPFRE, tiene 47 años y vive con su pareja y sus mascotas. Siempre se ha preocupado por los cuidados de la piel, a lo que dedica mucha parte de su tiempo y su presupuesto, poniendo especial atención en aspectos como la exposición a la luz solar y la protección durante los meses de verano. Aunque tiene claro que el cuidado de la piel es fundamental durante esta época del año, también sabe que, a partir de cierta edad, es igual de importante a lo largo del invierno. Por eso decide consultar con la Asesora en Bienestar para que le proporcione información experta sobre los cuidados necesarios para la piel en los meses de frío.
La asesora que le atiende le explica que la principal función de la piel es proteger al organismo frente al exterior y que, aunque durante el verano y frente a los rayos de sol todos tenemos claro que hay que protegerla, tendemos a disminuir esta atención durante el invierno, pese a que en esta época la piel se encuentra expuesta igualmente a las inclemencias climáticas y agresiones, siendo especialmente sensibles zonas como la cara, los labios, el cuello, el escote y las manos. Además, la especialista le ofrece más información de interés y trucos relacionados con el cuidado de la piel.
- Tipos y cuidados
- Qué evitar
- Consejos
Tipos de piel y sus cuidados
Los principales factores relacionados con el invierno que pueden afectar de forma negativa a la piel incluyen principalmente el frío, los cambios bruscos de temperatura y la sequedad producida por las calefacciones. Todo ello incide en la deshidratación cutánea, dando como resultado la sequedad de la piel, así como la descamación y producción de fisuras, que a largo plazo conllevan el envejecimiento de la piel.
Existen diferentes tipos de piel, por lo que el grado de sensibilidad puede variar significativamente de un individuo a otro. De este modo, el tipo de cuidados que debe recibir la piel puede ser muy variable.
Piel sensible
Los tipos de piel sensible son los que más atenciones deberían recibir en todas las épocas del año, incluyendo el invierno y los meses de más frío. Este tipo de piel suele mostrar un alto grado de irritabilidad frente a situaciones como los cambios bruscos de temperatura o las situaciones climáticas extremas. Los cuidados que debe recibir la piel en estos casos incluyen una hidratación adecuada, un aislamiento del exterior sin impedir la transpiración y la utilización de cosméticos no irritantes.
Piel seca
En el caso de personas con la piel seca se debe prestar atención a su mayor fragilidad y vulnerabilidad frente a situaciones climáticas adversas como el frío, ya que puede debilitarse y agrietarse con facilidad. Una hidratación constante puede contribuir a su mejor cuidado.
Además, dentro de cada persona existen variaciones de las características de la piel en función de la zona de que se trate. Por ejemplo, la zona central de la cara (la nariz, la frente y la barbilla) es un área más grasa que el resto. Cada una de ellas debe recibir cuidados acordes con sus características.
Existen afecciones de la piel que pueden empeorar o agravarse en invierno. Algunos ejemplos son la psoriasis y la dermatitis atópica. La psoriasis es una enfermedad crónica de carácter autoinmune en la que se produce una afectación a nivel cutáneo con aparición de ronchas y zonas sensibles que cursa en forma de brotes. Suele mejorar en verano gracias a la exposición al sol, pero en invierno suelen aparecer más brotes con el frío. Por ello, es recomendable realizar actividades al aire libre en invierno y proteger bien la piel, hidratándola adecuadamente y protegiéndola de los cambios bruscos de temperatura.
La dermatitis atópica suele afectar más a los niños y se caracteriza por la presencia de piel seca e inflamada, con la aparición de picor. De este modo, también en invierno deben recibir los cuidados necesarios para minimizar los síntomas. Existen otras afecciones de la piel cuya aparición o agravamiento se relaciona con las circunstancias del invierno, como la urticaria por el frío o los sabañones, en la que se forman erupciones que cursan con un gran picor.
Qué debemos evitar en invierno
Existen situaciones que pueden ser perjudiciales para la piel, especialmente en invierno. Entre ellas cabe citar:
Baños con agua muy caliente. No abusar del agua caliente en la ducha y el baño, ya que esta perjudica la epidermis y la circulación.
Jabones agresivos. No se debe utilizar un exceso de jabones y cosméticos, utilizando el más apropiado para cada tipo de piel. Esto es especialmente importante en los niños y las personas con afecciones de la piel. Tampoco se deben lavar excesivamente las manos. Las dermatitis de desgaste que afectan al dorso de las manos son un motivo frecuente de consulta en invierno.
Cambios bruscos de temperatura. Los cambios de temperatura al entrar o salir en habitaciones y locales muy caldeados es negativo para la piel, especialmente para las pieles sensibles.
Ropa y calzado no transpirable. La utilización de prendas de vestir y calzado que no transpire puede ser un factor irritante muy importante para la piel.
Evitar ambientes excesivamente secos. Especialmente en casos de piel seca, sensible o de afecciones cutáneas. Es recomendable la utilización de humidificadores en el hogar y en el lugar de trabajo.
Personas vulnerables. Es importante prestar atención a la piel de los niños y personas mayores durante todo el año, pero especialmente en invierno. Debe vigilarse la posible aparición de zonas secas, rozaduras y fisuras en la piel.
También hay sol en invierno. No se debe olvidar la foto protección en esta época del año, especialmente si se realizan deportes de invierno como el esquí o se va a zonas de montaña y nieve.
En cualquier caso, ante cualquier duda o problema de la piel es recomendable consultar siempre con el Asesor en Bienestar.
Consejos para cuidar la piel en invierno
Existe una serie de actuaciones simples que pueden ayudar a prevenir los problemas de la piel durante el invierno. Entre ellas se incluyen:
Hidratar la piel de forma habitual. Se debe hacer a diario y varias veces al día, especialmente en personas con afecciones de la piel (psoriasis, dermatitis atópica, piel sensible, etc.). Un emoliente adecuado a base de lanolina o urea contribuirá a mantener una piel más sana durante el invierno.
Hidratar también los labios y protegerlos de la luz del sol. Los labios son una zona sensible que sufre especialmente en invierno, por lo que hay que protegerlos especialmente.
Utilizar prendas de abrigo frente al frío. Abrigarse bien, con prendas y calzado transpirables y guantes, especialmente en personas con sensibilidad al frío.
Utilizar cosméticos adecuados para cada piel. Para pieles normales los principios activos recomendables incluyen la vitamina C, el ácido retinoico, el ácido glicólico y los hidroxiácidos. Las pieles sensibles deben utilizar sustancias calmantes, vasoconstrictoras y descongestivas, evitando productos que contengan alcohol, conservantes o perfumes. De este modo, es muy importante la valoración dermatológica individualizada de cada tipo de piel.
Una alimentación adecuada. Aumentar el consumo de vitamina C y sustancias antioxidantes, presentes mayoritariamente en alimentos vegetales, como verduras y frutas. Para la piel es muy importante la hidratación −no solo la cosmética− por lo que se recomienda beber agua y líquidos de manera frecuente también en invierno.
Evitar los tóxicos como el tabaco y el alcohol, ya que impactan de forma negativa en la salud general, pero también en la piel.
Verónica, que es miembro del Plan de Fidelización de MAPFRE, queda muy satisfecha con la información facilitada y tiene claro que siempre que tenga alguna duda consultará con un Asesor del Club MAPFRE y pedirá cita con un especialista.
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