Cuando sufrimos un exceso de autocrítica y demasiada autoexigencia en nuestro desempeño profesional ocurre lo que se conoce como el “síndrome del impostor”. Si es tu caso te contamos cómo puedes atajarlo.
El Asesor en Bienestar resuelve tus dudas aqui.
Publicado diciembre 2022
Mónica, Socia del Club MAPFRE, lleva varios meses preocupada por las sensaciones negativas sobre su desempeño y cualificación laboral, a pesar de haber recibido recientemente un ascenso y contar con una trayectoria profesional muy exitosa. Tiene la sensación de no estar preparada para su puesto y se sorprende pensando habitualmente que es “un fraude” y no se merece lo que ha conseguido. Por eso, se decide a consultar con el Asesor en Bienestar del Club MAPFRE asesor en Psicología. El asesor que le atiende le comenta que es probable que esté sufriendo lo que se conoce como “síndrome del impostor,” definido por el miedo irracional a no estar a la altura de su puesto o desempeño profesional y le explica con detalle en qué consiste y cómo puede afrontarlo.
- ¿Qué es?
- Consecuencias
- Psicoterapia
Qué es el síndrome del impostor
El síndrome del impostor es el miedo irracional que una persona sufre al temer “ser un fraude”, independientemente de lo bien que haga su trabajo, o lo mucho que sepa sobre un tema. La emoción predominante es la falta de valía y este síndrome puede darse en cualquier persona, aunque es más frecuente cuando existe una gran autoexigencia y perfeccionismo o en personas que se inician en un ámbito determinado. Es muy común, en estos casos, que el ínfimo porcentaje de errores que se dan en el ámbito laboral prevalezca frente a los éxitos, distorsionando la percepción de la propia valía.
Las personas que padecen el síndrome del impostor rechazan todas las pruebas que justifican sus éxitos, que normalmente atribuyen a la suerte o que se normalizan como si no fueran de gran valor. Las causas que pueden llevar a padecer este síndrome son diversas y muchas de ellas se relacionan con la personalidad del individuo. Entre ellas destacan:
- La comparación con los demás de forma recurrente. En ocasiones, tratamos de valorar nuestro rendimiento fijándonos en otras personas, que pueden tener situaciones personales y profesionales muy diferentes.
- Tener un grado elevado de autoexigencia y perfeccionismo. En este contexto, dar el máximo no será suficiente. Siempre habrá algo mejorable y que nos haga sentir incómodos. Si nos centramos en esos detalles es difícil llegar a realizar críticas constructivas y analizar adecuadamente las posibles mejoras.
- Miedo al fracaso. Muchas veces tendemos a magnificar las consecuencias de fracasar, lo que termina siendo más preocupante que el propio fracaso en sí. En otras culturas, el fracaso se valora positivamente pues implica una oportunidad de ganar experiencia y mejorar.
- Baja autoestima. Cuando se valora negativamente el propio trabajo, podemos acabar valorándonos negativamente a nosotros mismos, lo que puede terminar derivando en un problema de salud mental.
- Altas exigencias del entorno. Es común que aparezca el síndrome en sectores muy competitivos, donde hay que enfocarse en las ventas o en cumplir determinados objetivos. Es el propio entorno el que sanciona cuando no se logran unos resultados determinados.
Consecuencias de padecer el síndrome del impostor
Las consecuencias de centrarse en los aspectos negativos del propio trabajo son que, poco a poco, empezaremos a dejar de valorar los aspectos positivos y los logros alcanzados. Esta situación puede afectar negativamente a largo plazo a nuestra autoestima y a nuestra carrera profesional. En ocasiones, aparecerán pensamientos negativos de no estar a la altura del cargo, estando siempre pendientes de los posibles errores que podamos cometer. Asimismo, puede dar lugar a lo que en psicología se denomina “profecía autocumplida”, es decir que, si pensamos que no somos capaces de hacer algo, nos acabaremos autosaboteando para confirmarlo.
Psicoterapia para tratar el síndrome del impostor
El síndrome del impostor se puede enfocar de distintas formas. A través de la psicoeducación, las técnicas para reducir la ansiedad, el trabajo en la autoestima y el estudio de los sesgos cognitivos, entre otras técnicas, se plantará cara a estos sentimientos, ofreciendo pruebas de nuestra propia valía y permitiendo empoderar a la persona. Un principio que puede servir para regir las actuaciones frente al síndrome del impostor es: “La mejor prueba de tu valía son tus actos, no tus pensamientos”. Porque los pensamientos no deciden, no actúan, sólo son capaces de opinar. Tú eres el que decide si te vas a quedar discutiendo con ellos o si vas a tratar de hacer cosas que te permitan tener una vida plena.
Algunos consejos para combatir el síndrome del impostor incluyen:
Identificar las sensaciones desagradables que aparecen relacionadas con el síndrome del impostor y en qué circunstancias se originan.
- Estar atento para identificar los pensamientos irracionales relacionados con las propias habilidades o aptitudes profesionales.
- Aceptar tus defectos y reafirmar tus virtudes. Todos tenemos fortalezas y virtudes que necesitamos desarrollar y debilidades que necesitamos modificar.
- Vigilar tu dialogo interior. Cambia los “no soy capaz” o los “no valgo” por frases que te permitan tener puntos de mejora. Por ejemplo, −No he sido capaz de sacar este proyecto adelante, por “X” motivo. En el futuro puedo hacer “Y” para mejorar.
- Valorar y recompensar tus éxitos. De la misma manera que nos podemos sentir mal cuando fallamos, tenemos que premiarnos cuando hacemos las cosas bien.
- Contactar con un profesional de la psicología para afrontar el síndrome con garantías. La ayuda de un profesional siempre es recomendable.
Mónica, que pertenece al Plan de Fidelización de MAPFRE, queda muy satisfecha con la información facilitada y tiene claro que siempre que tenga alguna duda consultará con un Asesor del Club MAPFRE y pedirá cita con un especialista.
Dr. Pablo Ortega Astola
Psicólogo Colegiado N.º M-37146
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