La hernia por deslizamiento del estómago es la más frecuente de todas las hernias diafragmáticas, pero no existen síntomas específicos para detectarla, así que puede ser difícil de diagnosticar. Te contamos todo lo que tienes que saber para poder tratarla a tiempo.

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Publicado febrero 2021
Marta, es Socia del Club MAPFRE y decide consultar con el Asesor Médico especialista en digestivo ya que tiene molestias gástricas y ardor con reflujo gastroesofágico. En su familia hay varios casos de hernia de hiato y está preocupada porque le pueda ocurrir a ella también.
La especialista que le atiende le explica que no existen síntomas específicos para la hernia de hiato, aunque el reflujo gastroesofágico suele ser su principal manifestación clínica. Además, el ardor o pirosis, que asciende desde el estómago hacia la garganta, suele ser el principal síntoma derivado del reflujo gastroesofágico, pero este síntoma también puede deberse a alguna otra situación.
La hernia de hiato por deslizamiento se produce cuando una parte del estómago asciende hacia el tórax a través de la pequeña abertura que existe en el diafragma, el músculo que separa el tórax del abdomen. Es la más frecuente de todas las hernias diafragmáticas, pero en realidad no se trata de una enfermedad en sí, sino de una anormalidad anatómica de las más habituales a nivel del tracto gastrointestinal.
No se conoce bien la prevalencia de este tipo de hernia, pero se sabe que una buena parte de la población adulta puede presentar una hernia de hiato en estudios radiológicos. Por suerte, la mayoría de las personas permanecen asintomáticas.
- Cómo saber si existe
- Síntomas y factores de riesgo
- Tratamiento y cirugía
Cómo saber si existe la hernia de hiato
La mayoría de las veces una hernia de hiato no ocasiona síntomas. Se sospecha de su presencia cuando existen molestias, principalmente, después de comer como el ardor o pirosis en la zona detrás del esternón. La hernia de hiato también puede dar lugar a una sintomatología muy diversa e intermitente como regurgitaciones, sensación de un globo en el cuello, disfagia (dificultad para tragar), dolor torácico (sobre todo si se come muy rápido o en exceso), mal sabor de boca, eructos, náuseas, mal aliento, y tos al tumbarse tras comer. Cuando los síntomas son intensos pueden sugerir la presencia de una esofagitis por reflujo.
La endoscopia del tracto gastrointestinal alta se suele indicar en el caso de que haya síntomas de reflujo gastroesofágico refractarios al tratamiento o ante la presencia de signos de alarma como disfagia, sangrado, pérdida de peso, anemia, dolor al tragar y vómitos frecuentes en personas mayores de 50 años.
Síntomas y factores de riesgo en la hernia de hiato
Tener una hernia de hiato no significa que deban aparecer síntomas. Depende mucho del tamaño de la hernia (a mayor tamaño mayor probabilidad de síntomas). Cuando estos se presentan es debido al reflujo gastroesofágico, en el que las manifestaciones típicas y más frecuentes son el ardor o pirosis y la regurgitación debido al reflujo desde el estómago hacia la garganta. En hernias de hiato medianas o grandes puede haber dificultad para tragar, lo que se conoce como disfagia.
Existen diversas complicaciones derivadas del reflujo gastroesofágico, dependiendo de la severidad en cada caso:
- La más frecuente es la esofagitis o inflamación de la mucosa del esófago por exposición al ácido. En casos graves, aparecen úlceras que pueden sangrar y cicatrices capaces de reducir el diámetro de la luz esofágica y dificultan el paso de alimentos.
- Debido a la exposición persistente y prolongada del epitelio del esófago al ácido, se puede producir un cambio de la mucosa, que da lugar al conocido como “Esófago de Barrett”, considerado como un factor de riesgo para desarrollar cáncer de esófago.
El reflujo ácido generalmente empeora tras las comidas, sobre todo si se consumen alimentos en exceso o aquellos que favorecen la relajación del esfínter, como el chocolate, especias como la pimienta, comidas grasas, alcohol y café. Otro elemento que promueve la relajación del esfínter, y por lo tanto el reflujo, es el tabaco.
En algunos casos, también tienen lugar síntomas respiratorios como afonía o ronquera, molestias en la garganta y tos, debido a la irritación causada por el ácido al alcanzar esa zona anatómica e inflamando laringe y faringe.
La edad y la obesidad son los principales factores de riesgo para el desarrollo de la hernia de hiato. De este modo, es más frecuente a partir de los 50 años y en personas que tienen sobrepeso, ya que experimentan un progresivo incremento de la presión intraabdominal que promueve que la hernia se produzca. Otras situaciones que suponen un aumento de la presión intraabdominal como el embarazo, el estreñimiento, la tos crónica y determinados tipos de ejercicio físico también pueden favorecer la formación de una hernia de hiato y la aparición de reflujo gastroesofágico.
Tratamiento y cirugía de la hernia de hiato
Se recomiendan algunas medidas higiénico-dietéticas para prevenir o controlar la aparición de síntomas en la hernia de hiato:
- Controlar el peso (especialmente si se tiene sobrepeso u obesidad)
- Levantar la cabecera de la cama 15 cm.
- Evitar alimentos como café, chocolate, alcohol, menta, alimentos grasos, fritos y cítricos.
- Evitar el tabaco.
- Evitar comidas tardías: acostarse con el estómago lleno puede hacer que el reflujo empeore. Se debe cenar al menos de 2 a 3 horas antes de acostarse.
- Evitar ropa o cinturones ajustados.
La necesidad de tratamiento médico depende de la existencia de reflujo gastro-esofágico.
El tratamiento farmacológico busca reducir las consecuencias del reflujo gastroesofágico, si éste tiene lugar. De este modo, el alivio de los síntomas se obtiene al disminuir la secreción gástrica del estómago. Para ello se indican fármacos inhibidores de la bomba de protones que bloquen la liberación de ácido en el estómago. En este grupo se incluyen el omeprazol, lansoprazol, rabeprazol, pantoprazol y esomeprazol. La recomendación habitual es usar la menor dosis posible para controlar los síntomas.
Otros medicamentos utilizados son los antagonistas de los receptores de histamina 2 (como la famotidina) y los antiácidos, aunque se trata de opciones menos efectivas que las primeras.
En el caso de la cirugía, ésta no está indicada para corregir una hernia de hiato pequeña y que no ocasiona síntomas. Sin embargo, cuando son grandes o producen muchos síntomas refractarios al tratamiento u ocurren complicaciones derivadas del reflujo gastroesofágico, se recomienda la cirugía de reparación, la única manera de devolver el estómago y estructuras herniadas a la cavidad abdominal y compensar las anomalías funcionales asociadas con la hernia de hiato.
Hoy en día esta cirugía se realiza principalmente por laparoscopia, en la que se introduce una pequeña cámara que permite la visión de la zona a intervenir, así como los elementos necesarios para la intervención quirúrgica correctiva.
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